El llanto es la principal herramienta de supervivencia con la que nace un bebé. Sirve para manifestar malestar, incomodidad, dolor, displacer – sirve para que el adulto a su cuidado reaccione e intente solucionar este malestar.
El llanto es una forma privilegiada de comunicación: comunica al cuidador que el pequeño tiene algún malestar y necesita algo.
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Claro que con el pasar del tiempo los niños aprenden otra forma de comunicarse como el uso del lenguaje. Aprenden a hablar, hablan bien pero tal vez no saben identificar exactamente qué les pasa, qué necesitan o quieren, cómo obtenerlo, qué tan urgente es su pedido. Y por lo tanto, puede que sigan comunicando su necesidad, malestar de la manera más sencilla y primitiva: llorando!
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El cerebro de un niño es muy inmaduro y le llevará años, muchos años, ir adquiriendo destrezas y capacidades de razonamiento superiores. Le llevará años aprender a controlar impulsos, regular sus emociones, gestionar maneras “socialmente correctas” de pedir las cosas o manifestar deseos.
Y adivinen quién le tiene que enseñar??? ?? Mamá, papá, y cualquier otro cuidador que esté presente de manera significativa en su vida. Es importante pensar entonces si estamos modelando bien el comportamiento.
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Y cuánto más practiquen, mejor sale, por supuesto!
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Qué tener en cuenta?
1- NO se le dice “no llores”, “dejá de llorar”, “no pasó nada” para lograr que el niño manifieste lo que quiere de otra manera. Eso solo lleva más malestar, sensación de que el otro no me entiende y posiblemente, un aumento del llanto ??♀️
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2- Nuestra intervención debería intentar ENSEÑARLE algo que le sirva para la próxima vez
➡️si no queremos que TODO lo pida llorando, ¿cómo lo podría pedir? ¿Se lo estás enseñando? Yo suelo decirle: ¿cómo me lo podrías pedir para que te entienda y que no sea llorando? Y es una práctica constante!
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➡️ si querés que distinga entre lo urgente y lo no tan urgente, lo grave y lo no tan grave, la necesidad del deseo, ¿se lo estás enseñando a distinguir? Yo suelo decirle: te parece que esto es muy grave? Lo necesitás ya ya? Muchas veces responde que si porque está en una edad en que todo lo quiere ya! (3 años) Y ahí es cuando seguimos interviniendo mostrando que no, no es urgente, o no es grave o “viste que se solucionó rápido y fácil?” una vez qué pasó la tormenta.
Y aquí hay un riesgo/trampa: la idea no es minimizar lo que les pasa, sino caemos nuevamente en el “no pasó nada”. Pero poner cierta perspectiva es importante. Si mamá está en el baño haciendo pis y al niño se le antoja una ? tenemos que dejar de lado nuestra necesidad o el niño puede esperar dos minutos? Qué te parece?
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➡️ Es importante tener en cuenta la HISTORIA de ese cuidador con ese niño – Qué tan pronto y tan adecuadamente respondía en los primeros tiempos? Qué tan ansiosa es mamá respondiendo? Qué tanto se angustia papá con el llanto del peque?
Y también tener en cuenta el MOMENTO: estamos atravesando uno especial, tensiones, encierro, poca actividad social, poco movimiento físico, poca rutina? En esos casos es esperable que el niño (y el adulto) esté más desregulado y le resulte más difícil pensar en esas otras formas de pedir las cosas, que puede haber practicado pero ahora le sale la forma más primitiva: el llanto!