En primer lugar siendo respetuosos de su cuerpo y sus deseos, que no es lo mismo que hacer todo lo que ellos quieran.
Les pedimos permiso para cambiarlos, o se los anticipamos, lo mismo con vacunas, recusaciones, el baño. Respetar su cuerpo es el primer paso para que ellos luego respeten el nuestro y el de otros. Tampoco los forzamos o convencemos de que le den un besito a alguien si no quieren.
Escucharlos y tener en cuenta lo que dicen y quieren es el primer paso para que ellos entiendan luego cuando alguien les dice NO me gusta!
En segundo lugar, cuando los niños son pequeños, de 0-3 años aproximadamente, es importante PONER EL CUERPO, actuar de MEDIADOR y PRESTAR PALABRA. ¿Qué quiere decir? Si mi hijo está con otro niño, me siento con ellos, e intervengo cada vez que mi hijo hace con el cuerpo del otro algo que no corresponde y que otro niño le hace algo a mi hijo. Le pongo palabra “no, así no me gusta, despacio, ya está” y acompaño poniendo distancia entre ellos si hay conflicto. De manera amable, entendiendo siempre que ambos son pequeños.
Si mi hijo quiere pegarme también lo evito y explico por qué así no, que duele, que mejor una caricia… Me pongo firme. Son límites importantes. Que entienda que no se puede hacer con el cuerpo del otro lo que uno quiera. Lo repetimos mil veces.
¿Qué hacer cuando el adulto responsable del otro niño no interviene porque no le parece relevante o piensa que deben arreglárselas solos? Nosotros intervenimos igual, actuando de YO AUXILIAR de nuestro pequeño. Decimos y hacemos lo que en un futuro nos gustaría que nuestro hijo pueda decir y hacer, modelamos el comportamiento y los sostenemos hasta que puedan animarse solos, hasta que veamos que el o ella pueden responder solos, decirle al otro NO, y nos vamos corriendo a un costado.