Por qué es mejor no decir “muy bien”

? ? Habías escuchado alguna vez que no deberíamos decir “muy bien”?

?Sabés por qué?

?Alguna vez te pareció una exageración? A mi sí, pero cambié de opinión aunque a veces me sigue saliendo en automático ?

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Te cuento por qué es mejor NO decir “muy bien”.

Resulta que cuando acostumbramos a decirle a un niño “muy bien” a cada rato, por cualquier cosa que hace o dice, sobre todo en los primeros años cuando van descubriendo el mundo por primera vez, aprenden a agarrar un objeto, gatear, pararse, caminar, hablar, abrir y cerrar…controlar esfínteres… la lista es enorme, los logros son muchísimos y el orgullo también ?

Bueno, como te decía, cuando acostumbramos a decirlo, qué crees? El niño se acostumbra a escucharlo… y claro, su ? hace y espera que alguien le diga al finalizar “muy bien” ?? y lo toma como recompensa! ?? Y claro, le encanta! Mirá la cara de contento que pone cuando le digo muy bien! Si si ok!

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Pero, hay trampa!

1- Vamos acostumbrando al peque a buscar la recompensa y aprobación en el ojo ajeno. Yo hago y el otro me dice si está bien o no, yo no pude ir construyendo ese criterio propio. Necesito que otro me lo diga. ??

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2- Te habrás dado cuenta si tenés un niño pequeño que no maneja bien la frustración, no? Y qué pasa cuando lo que está intentando hacer no le sale tan bien? Crisis, grito, llanto, revoleo todo, no lo quiero volver a intentar! ??

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3- el foco está en el punto de llegada, el objetivo. Si lo lograste sos un genio, si aún no… sos un fracaso? A veces los niños y los adultos criados así lo vivimos así. Lo que hago es igual a lo que soy. Si no me sale, soy malísimo. Y no, no es un buen mensaje ??

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Así que tan buenos resultados no trae el estar todo el tiempo con el “muy bien”. Si te sale en alguna ocasión, bueno, no es terrible. Pero intentá estar consciente y ver si podés disminuir su aparición.

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Qué hacemos entonces? No le decimos nada??

Sigue en ? la clave está en enfocarse en el PROCESO, en el camino, no en el punto final. El camino está lleno de intentos, errores, esfuerzo, vuelta a intentar… y seguimos. Practicamos. “Yo tuve que practicar mucho para que me salga” “Ya vas a poder lograrlo”.

Eso le digo a mi peque. Y acompaño.

Y qué creen? Hoy por ejemplo logró hacer algo que viene con varios intentos fallidos y dijo: Nati, lo logré!

Ella sola, su criterio, yo no dije nada. Solo sonreí.

Si, lo lograste!